domingo, 19 de agosto de 2007

De las propias búsquedas...Azul


OTRO CIELO

VOLVÍ A ENCONTRARME EN TUS COLORES
PINTOR DE TODOS LOS CIELOS.
ENCONTRÉ MI AZUL
MÁS ALLÁ DEL CASERÍO,
DE CUALQUIER CALLE,
POR ENCIMA DEL GENTÍO.
ÉSE, TU AZUL, ES TAN INTENSO…
JAMAS SERÍA SÓLO UN PAISAJE
ESE AZUL ES, DE MI NOCHE, UN SUEÑO.

JUNTOS DE NUEVO.
EN NUESTRO AZUL SOMOS INMENSOS
NO HAY FRONTERAS AL ALMA
NI AL TIEMPO, NI A LAS LETRAS,
NI AL AMOR…
TODO VALE EN ESTE AZUL
QUE PINCELA SINRAZONES,
LA MUERTE Y LA ETERNIDAD
LOS TEMORES Y LA PAZ.


NO CAMINO EN ESTE AZUL:
ME SUSPENDO, SOY UNA ONDA
ME EXPANDO, PIERDO EL CUERPO.
ESTE AZUL VUELVE A SER TU ENTREGA.
Y UNA VEZ MÁS, ME ENTREGO.

sábado, 11 de agosto de 2007


La misión de Mateo

Es la siesta en la Bella
en que las almas perdidas
pasean por la orilla
pues saben que ese manar
trae los soles perdidos
y existe entonces la chance
de poder recobrarlos.
Tan extraño el frío de julio,
tan fuerte el rugir del río
¿qué intentará decir –con tanto grito-
a estas monotonías
que en la rivera caminan?
¿Que vuelvan a despertar y emprendan de nuevo el vuelo?
¿Que olviden por un momento el castigo inmerecido?
El río siguió rugiendo,
danzando tan ferozmente que de entre la espuma blanca
surgió la cara de un niño
que sonreía a bocanadas
y que no tenia frío.
Caminó junto a las almas
y sin llegar a tocarlas,
les dio sólo ternuras.
Cuando trepó a la canoa y tomó el remo
su figura fue una estampa
que ilustró con precisión el momento
Devolvió a las almas grises
aquello que adolecían
Tan simple, tan humano:
De los ojos, aun por unos instantes,
se desprendió la dicha
para encontrar con ella, LA CALMA.

lunes, 6 de agosto de 2007

De las propias búsquedas...Delicias


Delicias

Quiero volver a las comunes cosas:
el agua, el pan, un cántaro, unas rosas.” Jorge L. Borges




Efluvios de hirviente café
que junto al libro, embriagan.
Néctar de nísperos y de duraznos
bajo el sol, en el pasto, en la tierra.
Jugo de tomates frescos en los platos,
Harinas y levaduras, aún calientes,
en las mesas.
Los dulces de las casas
Los caldos de las madres
Las infusiones de las abuelas
Anís y peperina.
Las paletas de los niños, las manzanas.
Y la leche y la miel. Y la familia.
Y las náyades,
el vaso y la garganta...
el agua que renueva, que sana,
que rinde su substancia a los dolores.
Y los labios que renacen
al contacto de sabores y humedades,
Y henchidos paladares que se placen
en purezas y sazones.
Y un ser todo, en su materia, en su torrente,
en vísceras potenciales...
Que se exalta,
que resuelve su avidez ,
que se sacia,
que se aquieta,
que se duerme.
Que descansa.