


Cuando "los formadores" crecen junto al que crece
y luchan junto al que se demora
y ríen junto al que se reparte
y lloran junto al que se entrega...
las incoherencias temporales se esfuman,
los lineamientos y normativas dejan de tener razones,
los riesgos -tan humanos- valen la pena...
¡Caminamos, corremos, volamos!
Entonces los ojos brillan en intensos rocíos de noche de gala donde una flor casi marchita -una sola en la que somos muchos- se hace tan roja como el color que trae -ya- el alba.
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