miércoles, 27 de agosto de 2008

Por el loco que huyó por las calles en bicicleta con un pie en el pedal y el otro en el asfalto.
Por los inútiles que no saben cómo se ama al loco.
Por el hombre manco que con su brazo sano le sostuvo el asiento. Y juntos partieron hacia un camino incierto que nadie entendió por no atreverse a salir de los simples ojos abiertos.

Por la pierna que el “docto” le cortó al enfermo despedazándole todo el esqueleto que lo sostenía.
Y por una familia que hizo frente al laberinto impensado, sólo sobreviviendo.

Por el ladrón- animal que atacó a la mujer en su impedimento. Y por la herida en la frente de Don Nene que le dio vuelta su mundo patas arriba. Y él, más que nunca, es un valiente.

Por las deudas del mundo a Ariel cuya única misión, antes de partir, fue entregar sonrisas ¡Cuesta tanto entenderlo!
Y por las manos de una madre que arrulló por años la fragilidad de su cuerpo.

Por la cama-abismo que se engulle el arco iris de la adolescente y pretende, como un soplido inclemente, apagarle la Luz que la resplandece.
Por un héroe-padre que de su propia obra es casi inconsciente.

Por estas pruebas.
Por tantas impotencias.
Por el intento digno de vivir, de cada día.

Por los que, en medio del dolor, saben amar y son venerables en este escenario, el que palpo, el que veo, el que siento… ¿Para qué ir tan lejos?.


Por vos que no podés renunciar a leer esto y que tenés el deber de excavar en tus adentros para encontrarte frente a lo que te presento.

Por todos: ¿Qué hace la poeta de pueblo?

Vomito mis líquidos -savia, río y sangre- que en letras se trasuntan, se hacen reflejo…
Y con ínfimos actos e incontables carencias, YO ESCRIBO un necesario poema aunque le deba a la vida, mucho más que mis versos.

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