sábado, 14 de julio de 2007

De las propias búsquedas...Viento



Sólo viento

Entrego el cuerpo mío
¡Desintégrese en el acto!
Que baste un pase insólito,
un toque mágico de hechizo,
un descenso etéreo o bendito…
y se irán los olores y el aliento,
y ya no habrá suspiros ni latidos.
Adiós definitivo al asco y al abismo,
al calor que reduce y a la rigidez del frío.
No, al cansancio maldito en su dominio.
Y el torrente del dolor se perderá en su recorrido;
No tendrá la espalda, presto el látigo
Ni estará la piel marchita, envejecida
de poros afligidos.

Y la herida eterna buscará entonces otros caminos
Quizás ¡al fin! el indicado,
el que quite los cerrojos
y libere la manos al mendigo.

Tierra, asfalto, verde, amarillo,
el pinar, los eucaliptos…
Y la nada en mi materia.
El aire, la brisa, un hálito que
–certero- alguna vez regresará
al navío
y emprenderá nuevas marchas el marino;
afrontará las lides del destino
y aprenderá a recoger sus despojos
para redimirlos.

Y veré desde la nada, otros senderos.
Y viajaré feliz, cual peregrino.
Y seré -gozosa- sólo el viento
jugando entre los pinos.

1 comentario:

Maria Verónica dijo...

Muy buen texto. Me encantó.

Saludos.